domingo, febrero 25, 2007

SE ME HA OLVIDADO LA MANERA DE VOLAR

Solo tengo que detenerme un momento, y retroceder en el tiempo para volver al paraje donde yo solía volar.

Tenia un muelle de despegue en el que si empezaba a correr y correr muy rápido notaba como mis pies , poco a poco, dejaban de tocar el suelo, y quedaban suspendidos en el aire, y donde la brisa se hacia mas suave poco a poco. A través de mis ojos veía como todo se iba haciendo mas pequeño y lejano y se quedaba en silencio. Cada vez mas silencio.

Solo el sonido de la brisa me acompañaba y mis cabellos moviéndose libremente. Los brazos abiertos y el corazón a doscientos por hora. Una sonrisa dibujada en mis labios y una pregunta en mi mente ¿a dónde voy?. Solo tenia que dejarme llevar, y mi cuerpo se dirigía donde mis deseos ordenaban.

Hoy quiero ver la nieve, y empezábamos el viaje hasta las montañas blancas y deslumbrantes. Hoy quiero ir a la luna, y en unos segundos estaba yo subiendo y subiendo rápido y lo que en un principio era una bolita blanca se hacia cada vez mas inmensa.

Hoy solo quiero volar hasta mi terraza, y allí me plantaba, por encima de mi casa y me quedaba suspendida , mirando, y reconocía a mi familia en su vida cotidiana y me sonreirá al vez que no se daban cuenta de que yo los estaba observando. Mi perro es el único que me ladraba, el si sabia que yo podía volar. Y después seguía, observando las terrazas de mis vecinos, de mi barrio, de mi ciudad, y después regresaba.

Yo sabia hacerlo, tenia la facilidad de escaparme de mi vida cada vez que cerraba mis ojos, y tumbaba mi cuerpo al sol.

Ya no me acuerdo, y aunque a veces lo intento, regreso a mi muelle y empiezo a correr con toda mi alma, pero no consigo despegar mis pies del suelo. Y vuelvo a intentarlo una y otra vez hasta que me agoto y lo dejo.

Es definitivo, se me ha olvidado la manera de volar.

martes, febrero 20, 2007

HA SIDO UN PLACER

Fui un ángel. Fui la gran mujer que pensabas que llegaría a ser, pero nadie se dio por enterado. Me elevé, muchas veces, por encima del nivel que le está permitido a la humanidad elevarse y, al elevarme, rocé a los seres divinos con las yemas de los dedos, con la punta de mi lengua, casi los envuelvo con el manto de mi alma. Los seres divinos, que lo sepas, son vulgares e idiotas en realidad. Prefiero a la gente corriente.
Me concentré. Encontré mi sitio. Y me dispuse a pelear. Empecé la pelea con un puñado de palabras bien escogidas, un par de poses estudiadas y una certera intuición para tocar la tecla más adecuada a cada momento. Hice llorar, reír, cantar. Supe dejar el final de cada frase lo suficientemente alto como para ganarme unos puntos suspensivos magníficos, que hoy atesoro como un trofeo.
Llegué a ese momento sublime en que una mujer se pone frente al espejo y se encuentra mirando algo familiar, aunque no del todo conocido, al que sería capaz de admirar.
Pero, y esto es lo gracioso, me he pegado un hostión tremendo en esta vida.
Quedan de mí estos despojos que me atraen tiernamente. Me gustaría escribir algo bonito para mi abuela. Pero nada se me ocurre.

Yaya: ha sido un placer.

martes, febrero 06, 2007

¿YA TE VAS?

Ayer por la mañana, con el ánimo bien dispuesto, me senté a escribir pensando en hacer un post divertido, de esos que -aunque esté mal decirlo- me hacen gracia hasta a mí. Yo no sé quién maneja los hilos, más bien me inclino a pensar que no hay ser superior apretando teclas, manejando hilos, cambiando las agujas; pero el caso es que, de repente, sin darme yo cuenta, cambió el viento: y los aires nuevos me trajeron, a traición, el recuerdo de mi abuela.
Mi abuelita se esta muriendo y me ha venido a la mente su voz, su movimiento característico como un nervio que desde dentro le hacia ir tan rápido que parecía no haber piernas debajo de su falda negra, siempre negra.
Del sonido del aparato de su sonotone, pues es sorda desde siempre, que emitía un pitido cada vez que te acercabas a ella y la abrazabas. De su moño, el cual en parte se debe a mí pues aun lleva a modo de moño las dos trenzas que mi padre me cortó a traición cuando contaba yo con unos 11 años.
Cada una de sus arrugas que guardan un mal recuerdo y una angustia, de su arroz con apio, que me encantaba y ella lo sabia y me hacia una olla para mi sola, y aun pretendía que me lo comiera todo y sin rechistar.
El olor de su casa, el olor de su cama, y el olor a ropa limpia que siempre le acompañaba. La forma de entender la vida al revés, medio porque estaba sorda y oía lo que quería y medio porque si, porque en realidad su vida siempre ha estado a revés. El sonido de sus pasos al dejar el pan (y algún que otro pastelito para nosotras) en nuestra casa pues compartíamos casa y ella se encargaba de despertarnos a todos cada día. Sus consejos sobre la vida a su manera, y su forma de educarnos, inculcándonos que no hiciéramos caso a nuestros padres, y que nos fuéramos a su casa cuando nos echaran la bronca.
De repente su risa (no muy habitual) pues ha no ha tenido muchos motivos para reír en su vida, su ángel de la guarda le abandonó cuando era muy pequeña, y nunca le dieron un sustituto.
Y sobre todo sus lágrimas, ella aparece en todas la fotos que yo recuerdo llorando delante de la lápida de mi abuelo, con uno de sus hijas al lado vestida de novia, que irónico, no?
De repente todos los recuerdos llenaron mi cabeza y un enorme desasosiego me acompañó todo el día de ayer. A la tarde fui a despedirme de ella, en realidad ya no quedaba nada, solo una mirada perdida, y una piel muy suave como siempre ha tenido.
Y sus ultimas palabras con un esfuerzo sobrehumano en un flash de vida al darle un beso para despedirme de ella: ¿ya te vas? y en mi mente le conteste: no yaya, te vas tu.
Tampoco sé porqué escribo este comentario inútil pero os juro que llevo el día pensando que debía hacerlo. Ahora siento miedo, a lo mejor el miedo no debe mentarse. Es un fantasma que te atrapa y te desafía cada vez que lo mencionas. No lo se pero nunca se esta preparada para esto.