lunes, marzo 17, 2008

ESTOY

Hoy…Dejémoslo así: Estoy loca. Estoy deprimida. Estoy irremediablemente arriba y luego bajo. Me estoy imaginando que soy abducida por seres extraterrestres, confío plenamente en que viviré hasta experimentar la desesperación de los seres que me rodean en el fin del mundo. Hoy solo me apetece estar junto a una cerveza para gritar que también de dolor se vive. Creo que no hay cura para esto. Soy una esfera cambiante envuelta de papel tornasol y solo la luz determina mi color.
Quiero. Quiero ser grande y transformarme en súper woman para fastidiar un poco a alguien.

Soy. Y por alguna extraña razón me parece suficiente. Solo me apetece ser, no tengo ganas de nada más.

Deseo. Estúpida felicidad idiota, hoy paso de ti.

Estoy. Intento mutar, pero me estoy empezando a dar cuenta de que aquí no sale nada, y no va a salir nada. Me concentro cierro los ojos fuertemente, pero nada. Mierda!

Digo. Solo soy capaz de decir incoherencias, aunque nunca fui capaz de definir el término coherencia. Y hoy reviso su definición, me pasan las palabras como partículas invisibles, están pero no las veo (o ellas no me ven a mí)

Me transformo. Hoy me toca ser Holden, en el guardián entre el centeno de nuevo, pero nada, solo soy capaz de convertirme en una pequeña niña de cuento, que se siente perdida, pero que al final encuentra el camino. Seguramente me encontrare con mi lobo feroz particular en cualquier esquinita… en el fondo lo busco un poco.

Respiro. Estoy respirando muy profundo, tratando de reventar mis pulmones con el mismo aire. Inflarme como burbuja y salir volando a donde el viento quiera llevarme.

Acepto. Estoy aceptando que soy efímera, que tu eres efímero, que todo es efímero. Y paro, no quiero pensar más.

Amo. Y nada más.

Hoy… estoy… loca o cuerda.

Pero estando.

martes, marzo 04, 2008

Y ahora que?

Quede atrapada, por haber seguido una trampa que el destino me tenía preparada. Fue una estrategia impecable y llena de sigilo la que me hizo entrar en el juego. No quería, nadie quiere, pero de igual forma entré. Comencé tranquilamente, aunque segura y desconfiada a la vez. Nada podría hacerme caer, creí, con la confianza que mi supuesta experiencia me otorgaba, pero esta resultó tan quebradiza, que en la primera jugada, ya me encontraba en el suelo pidiéndome explicaciones a mi misma, extraviada y sin sentidos que me orientaran.

Sentí la cobardía en mis actos, miedo, sentí lástima por mi misma. Pero me levanté, siempre lo hice, y sabía que en caso de urgencia, contaba con más donde recurrir. En mi depósito de la importancia guardo mi pócima secreta. Después Olvidé, seguí haciendo lo que creía correcto, y, naturalmente volví a caer. Y caer se llamó el verbo de mis actos y la única acción que hacia desde que me levantaba hasta que me acostaba: caer y levantarme y eso se transformó en algo rutinario. Que dulce.

Ayer el tiempo se detuvo por un breve momento; tuve la oportunidad de elegir y en un secundo decidí: Aposté todo, todo cuanto creía por realidad: todas mis convicciones, triunfos y fracasos, espacios, guaridas y refugios, artilugios, pasados y futuros, todo lo seguro, mis sustentaciones. Fue entonces que giré la rueda e hice mi primera jugada. Algo ocurrió. El destino dejo de reírse de mi, llevaba días oyendo su risa sin compasión y después me dejo una nota secreta.

Esta mañana me he vestido de esperanza y hasta de me ha olvidado que es solo un rol, un disfraz. Y así drogada de confianza y seguridad, acabando con todo lo que se le ponía por delante, con la confianza de creer no necesito apoyos sobre que sostenerme, voy avanzando y voy haciéndome fuerte a cada paso. Al meter la mano en mi bolsillo me encontré con una nota “La incertidumbre esta en tus bolsillos”.