viernes, julio 13, 2007

RECUERDOS DE MI INFANCIA...

Hay una frase celebre que mi padre dijo un dia: “Para ir a Paris hay que pasar por Canpuchané”. Pocos son lo que entienden el verdadero sentido de esta profunda reflexion que llevan impresas estas pocas palabras.
Canpuchané es el barrio donde me crie, un barrio muy muy bajo, tanto que para ir a cualquier sitio siempre tenias que subir. Por suerte yo me crie en Canpuchané Alto, que tenia una situacion privilegada: los gitanos Willis al este, el “Terreno” al sud y la timba al sud-este. Paso a explicaros:

1-Los Gitanos willis eran una familia de gitanos que se multiplicaban como los gremlins, al contacto con el agua, que debia ser cada vez que llovia porque poco contacto mas debian tener con el agua. Si no eran 38 hermanos de verdad que no eran ninguno.(A mi tio lo intentaron casar con una de las primas, tias, hijas, hermanas, no lo se, porque todos se mezclaban con todos, asi que vete tu a saber, pero no sugio la cosa). Vivian como una especie de casa a la esquina al final de mi calle, en la cual no habia puertas, (las arrancaron para hacer una hogera supongo), con lo que daba la sensacion de agujero literalmente, en donde de la pared blanca original no quedaba nada de nada os lo prometo, en donde a mi tia, que tocaba pared con pared, le entraban las garrapatas por las vigas de madera que compartian las casas.Ni los mismos gitanos de la calle querian contacto con estos gitanos.
Yo tenia la curiosa aficion de cambiarme los zapatos una de las 25 hermanas que eran mas o menos de mi edad. El motivo era evidente: a ellas le dejaban llevar las sandalias chancleando, y mi mi madre me obligaba a llevar de las que se cogian al tobillo, un rollo!!. Y cuando llegaba a mi casa mi madre histerica me decia que iba a coger la peste bubonica, y yo no entendia nada!.Eran las sandalias mas chulas que habia visto nunca. Mi madre me obligaba a ir a cambiarlas enseguida a mi sola, pues ella no se atrevia ni a acercarse, y yo ya me habia inmunizado.

2- “El Terrero” era un trozo de tierra en la parte mas profunda del barrio, que se delimitaba del resto del mundo a base de somiers oxidadosr, trozos de puertas medio podridas y uralitas de mil colores. Pero a mi me pareceia un sistio genial. Mis familiares que vivian alli no tenian lavabo y utilizaban un monton de paja detrás de la casa a modo de water, y donde la yegua de mi tioabuelo, FURIA, disfrutaba de la estancia mas bonita de toda la casa y de la menos pestosa, (os podeis imaginar). Cuando tenia que entrar a beber agua a casa de mi tia Maria entraba con el jersei a modo de bufanda para no morirme al respirar el olor de su casa, pero despues no me importaba beber agua de sus vasos. Nunca nadie me preguntaba porque me tapaba la cara, nunca entendieron que era lo unico que me aislaba de una muerte segura por asfixia.

3-Y como no, la Timba. La timba era simplemente el final de la calle donde acababa el asfalto y empezaba el final del mundo que daba exactamente delante de los willis, y a donde todo el mundo iba a tirar la basura a diario, sin que nadie pasara a recogerla como ahora ¡El paraiso! Al final donde acababa la basura abajo, empezaba el rio contaminado que curiosamente era de un color cada dia, Que bonito!!!
A mi me encantaba ir a la timba y meter la piernas hasta adentro, en busca del tesoro que siempre encontraba, algun jugete roto, o algo para hacer servir como limite en mi querido Terreno. Pero lo mejor, era la epoca en que las ratas criaban. Ya nos conociamos todas, asi que no les temia, nos respetabamos las unas a las otras en un extraño pacto NIÑA-RATA, sellado a base de los años compartiendo territorio. Un dia, un impulso o un instinto maternal me hizo comerter un acto que acabaria con este pacto: Le robe vilmente a una de ellas todas sus crias rositas, pequeñitas que acababa de parir, las meti en una caja de zapatos y me las lleve a casa. Al dia siguiente murieron todas. A partir de aquel dia nunca mas me atrevi a entrar en la Timba, por si la madre rata le daba por vengarse.

Y aun y asi, son los mejores recuedos que tengo, donde fui feliz de verdad, y de donde se me llena la boca de explicar historias. Ya lo decia mi padre: “Para ir a Paris hay que pasar por Canpuchané”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigues sin saber donde esta el norte, pero la historia no esta mal, aunque yo ya me la sabia”Como no”.

Anónimo dijo...

Cada vez que vuelvo al barrio donde pasé mi infancia tengo la sensación de que busco algo que se quedó allí... veo que mi sensación no es única.

Anónimo dijo...

Antes no existia el glamour, era otra forma de vivir aunque tampoco se diferencia mucho de otras.